Día 12 Bendecir y Maldecir



Nadia Govea |  10-Oct-2019 |  685 Visitas


Día 12
BENDECIR Y MALDECIR
 
 
En su libro, La Ley y La Promesa (The Law and The Promise), el escritor
Neville Goddard cuenta la historia de un joven quien experimentó de
primera mano lo poderosa que puede ser la imaginación como una
herramienta para bendecir a los demás.
Un pordiosero se le acercó a un joven para pedirle dinero para comprar
comida. Debido a la forma en la que fue criado, el joven le dio todo el dinero
que traía en su bolsa, aun cuando en ese momento, sus finanzas eran
insuficientes para cubrir sus propias necesidades. Sin embargo, unas
cuantas horas más tarde, se le acercó nuevamente el mismo pordiosero,
quien ahora se encontraba completamente borracho.
"Estaba yo tan enojado," le dijo el joven a Neville, "tan solo de pensar que
el dinero que yo tanto necesitaba había sido utilizado de tal forma, que me
prometí en ese momento que nunca más escucharía la plegaria de un
pordiosero. A lo largo de los años, mantuve mi promesa, pero cada vez que
me rehusaba a darle algo a alguien, mi consciencia me lo recalcaba. Me
sentía tan culpable que hasta me desarrollé un fuerte dolor estomacal, pero
no me podía permitir ser un poco flexible al respecto.
"Hace poco, un hombre me detuvo mientras paseaba mi perro y me pidió
dinero para comprar algo para comer. Siendo fiel a la promesa que me hice,
se lo negué. Fue amable a pesar de mi respuesta. Hasta admiró a mi perro y
habló de una familia en Nueva York que conoció que criaban perros Cocker
Spaniel. ¡Esta vez, mi consciencia realmente me estaba molestando! Cuando
se fue quise actuar la escena de nuevo, como me hubiera gustado que
hubiese pasado, así es que me detuve ahí en la calle, cerré mis ojos unos
cuantos segundos y reviví la escena de forma diferente. "En mi imaginación,
vi al mismo hombre acercarse a mi, pero en esta ocasión el se acercó a mi 
admirando mi perro. Después de que platicamos un rato, me imaginé como
me decía, 'No me gusta pedirte esto, pero verdaderamente necesito algo
para comer. Tengo un trabajo que comienza mañana en la mañana, pero he
estado sin trabajo y esta noche tengo mucha hambre.' Entonces metí la
mano en mi bolsa imaginaria, y saqué un billete de cinco dólares imaginarios
y se los di amablemente. Este acto de mi imaginación inmediatamente
disolvió mi culpa.
"Cuatro meses después, cuando caminaba con mi perro, el mismo hombre
se me acercó y comenzó a conversar de nuevo conmigo admirando a mi
perro. 'He aquí un hermoso perro,' dijo. 'Joven, no creo que me recuerdes,
pero hace algún tiempo te pedí dinero y muy amablemente me dijiste que
no. Digo que amablemente, porque si me lo hubieras dado, seguiría
pidiendo dinero. Entonces, conseguí un trabajo a la mañana siguiente y
ahora, voy mejor y tengo algo de autoestima de nuevo.'
"Yo sabía que el trabajo era un hecho," el joven le dijo a Neville, "cuando lo
imaginé aquella noche hace cuatro meses,pero no puedo negar la inmensa
satisfacción que me dio el que se apareciera de nuevo para confirmarlo en
persona."
Aunque el joven de la historia no lo supo, lo que hizo con su imaginación fue
enviar una bendición, envolviendo al pordiosero en una imagen de algo que
sabía que podía ser. Una bendición es nuestra buena disposición para ver lo
bueno, para visualizar el mejor resultado, para ver prosperidad en lugar de
pobreza y alegría en lugar de tristeza. Cuando bendices algo o a alguien,
estás invocando a lo Divino, estás viendo el bien aun en las circunstancias
donde parece imposible que prevalezca el bien.
Una bendición es un acto de fe, una afirmación de lo bueno dicha en la cara
de la adversidad, el deseo de agarrarse de lo invisible mientras que te
sostienes en la sombra de lo que aparenta ser. Como el joven en la historia,
debemos desear ver todo como nos gustaría que fuera y debemos abrazar
esa imagen. Cada uno de nosotros tiene ese poder en su interior y lo
utilizamos constantemente, nos demos cuenta o no. O lo usamos para
llamar el bien y para bendecir lo que está en frente de nosotros, o
aceptamos únicamente lo que nuestros ojos nos dicen que está en frente de
nosotros.
Y una gran cantidad de veces al día podemos elegir como utilizaremos esta
fuerza.
 
La Acción del Día:
 
Lee de nuevo tu Plan de Negocio para la Prosperidad.
Coloca tu cuota de dinero del día de hoy en tu contenedor y lee la 
afirmación que está en el contenedor tres veces.
Bendice a todos los que están a tu alrededor, incluyendo a los otros
participantes en este experimento. Imagina como aquellos a quienes
bendices prosperan y se rodean del bien. Entonces bendícete a ti
mismo e imagina lo mismo. Puedes continuar bendiciendo a la
persona o personas en tu lista de bendiciones.
 
El Pensamiento del Día:
 
"Existe una gran diferencia entre el deseo a resistir una actividad y la
decisión de cambiarla. El que cambia una actividad, actúa; mientras que el
que resiste una actividad, reacciona. Uno crea y el otro perpetúa."
--Neville Goddard
 
La Afirmación del Día:
 
―Elijo ser una bendición en el mundo a mi alrededor.
 



"Ávida de conocimiento, con profundo interés en todo lo que pueda mejorarme como ser humano y poder hacer de mi entorno un lugar bello y armonioso en todos los aspectos."


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